Si estás leyendo esto probablemente sea porque estás en ese punto en el que estás convencido (o casi) de que un seguro de salud es conveniente para ti. Has consultado coberturas, has revisado ofertas, has buscado información sobre diferentes aseguradoras, has hablado con otras personas para preguntarle sobre su experiencia… pero a la hora de la verdad es más complicado de lo que parece. Para ayudarte, en este artículo vamos a ver cómo elegir el mejor seguro de salud, según tus necesidades.
No solo es una cuestión de precio o de coberturas. La amplia variedad de opciones que hay para configurar una póliza de salud puede resultar, ya de entrada, asfixiante. Y como ni por pagar más vas a tener el mejor y más completo seguro ni vas a encontrar una póliza que sea barata eternamente, lo mejor es empezar por el principio y dejar el tema del precio para el final.
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Factores personales que debes tener en cuenta para elegir el mejor seguro de salud
Las necesidades personales reales son el punto de partida para elegir un seguro de salud. Cuestiones como tu edad, sexo, hábitos de vida y necesidades médicas, así como de otras personas que vayas a incluir en la póliza, son fundamentales. Es decir, necesitas un seguro que te dé todo lo que necesitas.
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Necesidades sanitarias
Empieza por determinar qué necesitas o crees que vas a necesitar en el futuro. En otras palabras, un hombre soltero y/o sin hijos no tiene las mismas necesidades que una mujer. Tampoco tiene las mismas necesidades una persona de 30 años que una de 50.
Lo normal es que los problemas de salud sean menores en las personas más jóvenes y que aumenten con la edad. Pero pueden surgir imprevistos, por lo que no está de más tener una amplia cobertura a todas las edades. Sin embargo, hay cosas que con la edad ya no vas a necesitar, igual que hay coberturas específicas para hombres y mujeres, como decíamos antes.
Por lo tanto, empieza por determinar cuáles son tus necesidades sanitarias y, en su caso, las de las otras personas que vayas a incluir en la póliza. Cíñete a ellas y no te dejes impresionar por la amplitud de las coberturas ofrecidas, ya que, si no son para ti o no las consideras necesarias, solo hacen bulto en la lista.
Ten en cuenta estos consejos:
- Sé previsor, porque si te surge un problema para el que no tienes coberturas no vas a poder contratarlas una vez que haya aparecido el problema.
- No demores la contratación de un seguro de salud si realmente te interesa para poder seguir contando con él cuando seas mayor (a partir de determinada edad las aseguradoras no admiten nuevos asegurados).
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Hábitos de vida y estado de salud general
Tus hábitos de vida y tu estado de salud son dos aspectos fundamentales a la hora de elegir una póliza que pueda cubrir tus necesidades específicas. Aunque estos factores incrementen el precio de la póliza, ten en cuenta que lo que te interesa es tener la garantía de que van a tratar tu problema concreto. Del mismo modo, si tienes antecedentes de enfermedades hereditarias en la familia o de otras enfermedades que se repiten mucho, deberías tener esto también en cuenta.
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Coberturas incluidas
Todo lo anterior servirá para determinar qué coberturas necesitas y qué coberturas te sobran en la propuesta que te puedan hacer las aseguradoras. El abanico de ofertas es muy amplio y personalizable. Ante la duda, consulta con un mediador.
Hay determinados tipos de coberturas, podrás incluir más adelante sin problema o asumiendo la carencia, pero otras no o, de incluirlas, vas a tener problemas para usarlas, si la compañía considera que hay una enfermedad preexistente.
Hablando de carencias, ten esto en cuenta si contratas el seguro para algo específico, ya que algunos servicios pueden tener carencias de 8 y 10 meses, incluso un año. Por ejemplo, la cobertura de embarazo y parto suele tener 8 meses de carencia.
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Modalidades de seguro de salud
Hay varias modalidades de seguro de salud, que incluyen cuadro médico, reembolso de gastos o modalidad mixta. Además, se puede incluir en el seguro hospitalización y seguro dental. En el artículo Diferencias entre un seguro de salud de cuadro médico y uno de reembolso encontrarás más información sobre esto.
La hospitalización siempre es una buena opción, aunque esto depende de muchos factores, principalmente de los hospitales concertados que haya a tu alrededor y de la calidad y rapidez de los servicios públicos cercanos a ti. Esto es algo que debes valorar, teniendo en cuenta, cómo no, que esta cobertura sube el precio de la prima considerablemente.
Lo que sí que resulta muy recomendable es la cobertura dental, aunque puede darse el caso que prefieras contratar una póliza independiente porque te resulte más interesante.
En lo que respecta al cuadro médico, es importante que revises los profesionales disponibles y dónde pasan consulta. Por otra parte, en el caso de la cobertura hospitalización, es importante que analices qué hospitales están concertados y dónde. En ambos casos, si te lo puedes permitir, te merece la pena ir a un hospital de renombre y superespecializado a 300 o 400 kilómetros (o más) si tienes que tratarte una enfermedad grave y potencialmente mortal, pero para otras cuestiones seguramente no sea una cuestión viable.
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Con o sin copago
Un seguro sin copago siempre es más caro que un seguro con copago. Si usas mucho los servicios del seguro de salud seguramente te interese un seguro sin copago (hasta que la compañía te eche el alto, claro, y no te deje renovar en esta modalidad y tengas que pasarte a otra o, directamente, te eleve tanto la cuota que tengas que cambiar o irte).
Para elegir entre una u otra modalidad debes valorar primero cuánto esperas usar el seguro, aunque solo sea para revisiones. La aseguradora te debería ayudar a comparar esto para elegir la mejor opción.
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Encontrar el mejor seguro de salud no es cuestión de precio
Dicho lo anterior, el precio pasa a ser algo relativo teniendo en cuenta la cantidad de factores que influyen y que encontrar dos seguros iguales para comparar es bastante improbable.
En cualquier caso, el precio es un factor importante, ya que si es demasiado alto y llega el punto que no te lo puedes permitir, puedes quedarte tirado en el peor momento y, aunque te cambies, habrás perdido la antigüedad y la preexistencia de enfermedades o la edad te dejen fuera de juego.
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