El desgaste de cadera es una de las causas más comunes de dolor y limitación en la movilidad a partir de los 50 años, aunque puede aparecer antes. Esta condición, también llamada artrosis o coxartrosis, ocurre cuando el cartílago que recubre la articulación se deteriora de forma progresiva, provocando dolor, rigidez y dificultades para realizar actividades cotidianas como caminar, agacharse o subir escaleras.
Aunque el desgaste de cadera es una enfermedad crónica que evoluciona lentamente, conocer sus síntomas y abordarla a tiempo puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida. Hoy existen estrategias que permiten controlar el dolor, frenar la progresión y mantener la autonomía durante muchos años.
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¿Qué es el desgaste de cadera y cómo se diagnostica?
El desgaste de cadera es el deterioro progresivo del cartílago que recubre la cabeza del fémur y el acetábulo de la pelvis. Este cartílago actúa como un amortiguador natural, permitiendo que la articulación se mueva con suavidad. Cuando se desgasta, los huesos rozan entre sí, lo que provoca dolor, rigidez y pérdida de movilidad. Se conoce también como artrosis de cadera o coxartrosis, términos médicos que describen la misma enfermedad.
Este proceso es crónico y evoluciona lentamente. Al principio puede pasar desapercibido, pero con el tiempo interfiere en tareas cotidianas como caminar largas distancias, sentarse durante mucho tiempo o subir escaleras. Aunque suele aparecer en personas mayores de 50 años, puede adelantarse por factores como lesiones previas, malformaciones congénitas o sobrepeso.
El diagnóstico se basa en la combinación de síntomas y pruebas médicas. El especialista comienza con una exploración física para valorar la movilidad y el origen del dolor. Posteriormente, una radiografía confirma la pérdida de cartílago y los cambios en la articulación. En algunos casos se utilizan resonancias o análisis adicionales para descartar otras enfermedades de la cadera.
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Síntomas del desgaste de cadera que debes conocer
El síntoma más característico del desgaste de cadera es el dolor en la ingle, que puede extenderse hacia el muslo, la rodilla o incluso la zona de la nalga. Al inicio aparece solo al caminar o al subir escaleras y mejora con el reposo, pero a medida que la enfermedad avanza puede presentarse incluso en reposo y durante la noche, afectando al descanso.
A este dolor se suman otros síntomas que ayudan a identificar la enfermedad:
- Rigidez matutina. Tras varias horas de descanso, la cadera se siente rígida y cuesta iniciar el movimiento, aunque mejora conforme avanza el día.
- Pérdida de movilidad. Gestos simples como cruzar las piernas, agacharse o caminar largas distancias se vuelven difíciles.
- Crujidos o crepitación. Al mover la articulación puede aparecer una sensación de roce o chasquido.
- Problemas al caminar. La progresiva limitación puede llevar a cojera o necesidad de apoyo externo.
Estos síntomas, sobre todo cuando aparecen de forma combinada, son una señal clara de que es necesario consultar al especialista para obtener un diagnóstico precoz.
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Causas y factores de riesgo del desgaste de cadera
El desgaste de cadera se origina por una combinación de factores que dañan o aceleran la pérdida del cartílago articular. En la mayoría de los casos, la enfermedad aparece como consecuencia natural del envejecimiento, pero existen otros elementos que influyen en su desarrollo y progresión.
Entre las causas principales destacan:
- Envejecimiento natural. Con el paso de los años, el cartílago pierde elasticidad y capacidad de regeneración, volviéndose más vulnerable al desgaste.
- Predisposición genética. Tener antecedentes familiares de artrosis aumenta el riesgo de desarrollarla antes o con mayor intensidad.
- Sobrepeso y obesidad. El exceso de peso ejerce una presión constante sobre la cadera, acelerando el deterioro de la articulación.
Existen además otros factores de riesgo que pueden contribuir:
- Lesiones previas como fracturas, luxaciones o traumatismos mal curados.
- Malformaciones congénitas como la displasia de cadera.
- Problemas de riego sanguíneo en la zona que afectan al hueso y al cartílago.
- Diferencia en la longitud de las piernas (dismetría), que altera la mecánica de la cadera.
- Actividades laborales o deportivas con movimientos repetitivos y sobrecargas constantes.
Identificar estos factores resulta esencial para adoptar medidas preventivas y, en los casos en los que no se pueden modificar, ajustar el tratamiento de forma personalizada.
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Cómo prevenir el desgaste de cadera en la vida diaria
El desgaste de cadera no siempre se puede evitar, pero adoptar hábitos saludables permite retrasar su aparición y reducir el impacto en la movilidad. La prevención es especialmente importante en personas con antecedentes familiares o factores de riesgo identificados.
Entre las medidas más recomendadas se encuentran:
- Mantener un peso saludable. Evitar el sobrepeso disminuye la presión sobre la articulación y retrasa el deterioro del cartílago.
- Practicar ejercicio de bajo impacto. Actividades como natación, bicicleta estática sin resistencia o caminar con descansos fortalecen la musculatura sin sobrecargar la cadera.
- Cuidar la postura en el día a día. No permanecer de pie demasiado tiempo, evitar cargar objetos pesados y procurar no caminar por terrenos irregulares.
- Elegir un calzado adecuado. Usar zapatos con suela gruesa y amortiguadora ayuda a reducir el impacto; conviene evitar los tacones altos o inestables.
- Prestar atención a la ergonomía. Utilizar sillas firmes con respaldo recto y procurar que las caderas y rodillas estén alineadas de forma natural.
Como recordatorio, la prevención puede resumirse en una regla práctica: mantener un peso equilibrado, moverse a diario con ejercicios suaves y cuidar las posturas y el calzado.
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¿Qué tratamientos existen para el desgaste de cadera?
El tratamiento del desgaste de cadera depende del grado de evolución de la enfermedad y de las necesidades de cada persona. El objetivo principal es aliviar el dolor, mejorar la movilidad y mantener la calidad de vida durante el mayor tiempo posible.
Tratamientos no farmacológicos
- Fisioterapia. Ayuda a reducir el dolor, recuperar movilidad y fortalecer la musculatura. Incluye técnicas como ejercicios de movilidad, hidroterapia, terapia manual o electroterapia.
- Ejercicios recomendados. Puentes de glúteos, abducciones de cadera o entrenamientos en el agua son seguros y beneficiosos.
- Ejercicios a evitar. Correr en superficies duras, saltos repetitivos, sentadillas profundas o levantamiento de pesas pesadas.
- Aplicación de calor y frío. El calor relaja la musculatura y alivia el dolor crónico; el frío resulta útil en fases inflamatorias agudas.
- Ayudas técnicas. Bastones, plantillas o carritos para transportar peso reducen la sobrecarga sobre la articulación.
Tratamientos farmacológicos
- Paracetamol. Se recomienda como primera opción para controlar el dolor leve.
- Antiinflamatorios no esteroideos. Ibuprofeno o naproxeno se emplean cuando el dolor es más intenso, siempre con control médico.
- Otros fármacos. En algunos casos se indican condroprotectores como glucosamina o condroitina, con efecto lento pero duradero, o medicamentos como duloxetina para dolor crónico.
Infiltraciones
- Ácido hialurónico. Mejora la lubricación de la articulación, reduce el dolor y puede mantener sus efectos durante varios meses.
- Corticoides. Proporcionan un alivio rápido en situaciones de dolor agudo o inflamación severa.
Cirugía de prótesis de cadera
Cuando los tratamientos conservadores no son suficientes, la cirugía puede ser la mejor opción. La artroplastia de cadera reemplaza la articulación dañada por una prótesis parcial o total.
- En muchos casos se recurre a técnicas mínimamente invasivas, que permiten una recuperación más rápida y menos dolorosa.
- La durabilidad de las prótesis ha mejorado con los años, y actualmente muchas superan las dos décadas de funcionamiento.
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Vivir con desgaste de cadera: consejos prácticos
Convivir con el desgaste de cadera supone adaptar ciertos hábitos diarios para mantener la autonomía y reducir el impacto de la enfermedad en la calidad de vida. Aunque el dolor y la rigidez son frecuentes, una buena organización puede marcar una diferencia en el día a día.
Algunas recomendaciones útiles son:
- Adaptar las rutinas. Hacer pausas frecuentes, evitar estar de pie mucho tiempo y alternar periodos de actividad con descanso.
- Cuidar la movilidad. Mantener ejercicios suaves y constantes, sin llegar al dolor, ayuda a conservar la fuerza muscular y la flexibilidad.
- Evitar sobrecargas. Usar ayudas técnicas como bastones, plantillas o carros para transportar peso.
- Escuchar al cuerpo. Acudir al especialista si el dolor persiste, interfiere en el descanso o limita actividades básicas como vestirse o caminar distancias cortas.
- Aprovechar el apoyo sanitario. Un seguro de salud puede facilitar el acceso rápido a pruebas de diagnóstico, fisioterapia y cirugía cuando es necesaria, reduciendo los tiempos de espera y mejorando la continuidad del tratamiento.
El desgaste de cadera no tiene por qué suponer una pérdida total de calidad de vida. Es más, con las medidas adecuadas y un acompañamiento médico y terapéutico adaptado, es posible seguir llevando una vida activa y con menos dolor.
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