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Actividad física ligera, clave para revertir el colesterol infantil

Actividad física ligera, clave para revertir el colesterol infantil

Eva María Rodríguez |

El sedentarismo infantil es una preocupación creciente, así como los datos sobre exceso de colesterol entre esta población. Pero hay buenas noticias: un estudio revela una solución prometedora. La actividad física ligera y colesterol infantil se relacionan de manera que podría cambiar nuestra perspectiva sobre el ejercicio en la infancia. Investigadores de la Universidad de Exeter, junto con otras instituciones, han descubierto que actividades ligeras pueden revertir significativamente los riesgos asociados con el alto colesterol causado por la inactividad en los niños. Este hallazgo podría revolucionar nuestra comprensión de la salud cardiovascular desde la infancia. Te lo contamos en este artículo.

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Impacto del sedentarismo en la infancia

El sedentarismo en la infancia es un factor alarmante que incrementa significativamente los niveles de colesterol. Este aumento del colesterol se relaciona estrechamente con una serie de problemas cardíacos y, lo que es más preocupante, con la mortalidad prematura. Este vínculo se ha hecho evidente gracias a la investigación realizada en el estudio longitudinal «Children of the 90s», una iniciativa que ha seguido a 792 niños desde la edad de 11 años hasta los 24.

Los resultados de este estudio subrayan una realidad inquietante: el tiempo que los niños pasan en actividades sedentarias puede elevar sus niveles de colesterol en un 67% al llegar a la adultez joven. Este elevado colesterol y la dislipidemia asociada desde la niñez y adolescencia no son simplemente cifras; representan un riesgo tangible de problemas cardíacos como la aterosclerosis subclínica y daños cardíacos ya en los veintitantos años.

Estos hallazgos ponen de manifiesto la importancia de abordar el sedentarismo desde temprana edad. La conexión entre la inactividad física prolongada en los primeros años de vida y las consecuencias graves para la salud en la adultez temprana no puede ser ignorada. Por lo tanto, el estudio «Children of the 90s» no solo ofrece una perspectiva valiosa sobre el impacto del sedentarismo, sino que también establece un precedente crítico para la necesidad de intervenciones tempranas que promuevan estilos de vida más activos y saludables para los niños, mitigando así el riesgo del aumento del colesterol infantil y sus efectos a largo plazo.

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Beneficios de la actividad física ligera en la infancia

Al contrario de la creencia generalizada de que solo la actividad física de alta intensidad es beneficiosa, el estudio reciente ilustra la gran eficacia de la actividad física ligera en la salud infantil. Esta forma de actividad, que incluye ejercicios como caminar, realizar tareas domésticas o actividades recreativas suaves, se muestra no solo comparable, sino en ciertos aspectos superior a la actividad física moderada a intensa en lo que respecta a la promoción de un corazón saludable y la reducción de la inflamación en los jóvenes.

Ejemplos de actividades físicas ligeras recomendadas en el estudio abarcan desde paseos tranquilos hasta bailes suaves, natación o ciclismo a ritmo moderado. Estas actividades, accesibles y realizables en la vida cotidiana, resultan ser hasta cinco veces más efectivas que los ejercicios de mayor intensidad para combatir los efectos del sedentarismo, especialmente en lo que respecta a la reducción del colesterol infantil.

La eficacia de la actividad física ligera en la promoción de corazones saludables es un descubrimiento clave del estudio. Además de mejorar los niveles de colesterol, estas actividades contribuyen a la disminución de marcadores inflamatorios, un factor clave en la prevención de enfermedades cardíacas. Por tanto, esta investigación no solo desafía las nociones preexistentes sobre los tipos de ejercicio más beneficiosos para los niños, sino que también abre una nueva perspectiva sobre cómo las actividades físicas más accesibles y menos intensas pueden incorporarse en la rutina diaria de los jóvenes para mejorar significativamente su salud cardiovascular.

Este enfoque ofrece una alternativa práctica y efectiva para combatir el creciente problema del colesterol infantil, destacando la importancia de incluir en la vida diaria actividades físicas ligeras que, además de ser placenteras, tienen un impacto positivo y duradero en la salud de los niños.

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Datos y metodología del estudio

Este estudio innovador, liderado por la Universidad de Exeter en colaboración con otras instituciones, empleó una metodología rigurosa para evaluar el impacto del sedentarismo y la actividad física en el colesterol infantil. Se utilizó una herramienta clave en la investigación: el acelerómetro. Este dispositivo permitió medir con precisión el tiempo dedicado a actividades sedentarias, ligeras y moderadas a intensas en los participantes, a las edades de 11, 15 y 24 años.

La importancia de este estudio reside en su enfoque longitudinal, proporcionando un seguimiento detallado de los mismos individuos a lo largo de un período significativo. Esto permitió a los investigadores correlacionar directamente los patrones de actividad física en la infancia con los niveles de colesterol y otros indicadores de salud en la adultez temprana. Estos datos son de gran relevancia para comprender cómo los hábitos establecidos en los años formativos pueden influir en la salud cardiovascular a largo plazo, subrayando la relevancia de la actividad física regular desde una edad temprana para prevenir el aumento del colesterol en los jóvenes.

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Recomendaciones para la salud pública

Los hallazgos de este estudio tienen implicaciones fundamentales para las políticas de salud pública.  Andrew Agbaje, líder de la investigación, enfatiza la importancia de reconsiderar las recomendaciones actuales sobre la actividad física en la infancia. Según él, la actividad física ligera debería tener un papel más destacado en las directrices de salud, especialmente en lo que respecta a la prevención y manejo del colesterol infantil.

Este estudio sugiere que las estrategias actuales que se centran principalmente en la actividad física moderada a intensa podrían no ser suficientes. En cambio, incorporar más actividad física ligera en la rutina diaria de los niños podría ser una forma más efectiva de combatir los riesgos asociados con el colesterol elevado. Estas recomendaciones no solo se aplican a los padres y educadores, sino también a los formuladores de políticas y profesionales de la salud, quienes deben considerar la promoción de actividades físicas ligeras como una parte integral de las estrategias de salud pública.

Agbaje aboga por una actualización de las pautas de la Organización Mundial de la Salud en relación con el ejercicio infantil. Destaca la necesidad de un enfoque más equilibrado que valore tanto las actividades físicas ligeras como las de mayor intensidad para un desarrollo saludable y sostenible desde la infancia. Estas recomendaciones podrían marcar un cambio significativo en cómo abordamos la actividad física en las etapas tempranas de la vida, con el objetivo de mejorar la salud cardiovascular y reducir los riesgos asociados con el colesterol infantil.

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Conclusiones

El estudio ofrece conclusiones esenciales sobre la salud infantil. Destaca la relevancia de la actividad física ligera en la prevención y reducción del colesterol infantil. Este hallazgo desafía las concepciones tradicionales sobre el ejercicio en los niños, sugiriendo un enfoque más inclusivo y accesible para mejorar la salud cardiovascular desde la infancia.

Las implicaciones de estos resultados son profundas. No solo proporcionan una base científica para revisar las recomendaciones sobre la actividad física en la infancia, sino que también señalan un camino claro para intervenciones preventivas efectivas. Al adoptar estilos de vida más activos, incluso a través de actividades ligeras, podemos influir significativamente en la salud a largo plazo de las generaciones futuras, mitigando los riesgos asociados con el colesterol elevado desde una edad temprana.

Este estudio se publicó el 14 de diciembre en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.

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