El sector seguros es uno de los pilares económicos de la sociedad actual, un factor fundamental en el desarrollo en la economía. Pero los seguros no son un invento de la sociedad moderna. El seguro como actividad ha evolucionado históricamente. En este artículo te contamos cómo nacieron los seguros.
El seguro nació en un primer momento como un concepto rudimentario de ayuda mutual. Así en la época tribal, se usaba para superar crisis alimenticias, de modo que las piezas que algunos cazaban era distribuidas a todo el grupo.
A medida las civilizaciones han ido evolucionando también lo ha hecho el concepto de seguro. De hecho, la historia del seguro guarda una estrecha relación con la historia del ser humano. Esto es así porque es el ser humano, precisamente, el objeto del seguro y, por lo tanto, acompaña el desarrollo del mismo.
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Cómo nacieron los seguros: todo empezó con el Código de Hammurabi
Para saber cómo nacieron los seguros tenemos que remontarnos varios milenios en la historia. Hace más de 3.700 años el Código de Hammurabi estructuró formas rudimentarias de seguro mutual respecto a diversos riesgos propios del trafico comercial por tierra o agua. Se trata de uno de los conjuntos de leyes más antiguos creados en la antigua Mesopotamia
Este código incluía disposiciones para estimular el comercio y la inversión. Aquí encontramos, por ejemplo, las primeras versiones de lo que podríamos llamar seguros de viaje, de cosecha o de transporte. Incluso incluía lo que podríamos considerar una primera versión de nuestra seguridad social, en cuanto que reglamentaba la obligación de mantener a los padres cuando estos se hacían mayores, incluso en el caso de hijos adoptados (con castigos que incluían la pena de muerte).
La ley de Rodas
Mil años después los mercaderes de Rodas crearon un sistema de protección mutual, cuando pedían prestamos para financiar sus viajes. Ponían como garantía sus barcos y su cargamento. S el viaje tenía éxito, se pagaban los prestamos más los intereses fijados de
antemano. Si se perdía el barco o el cargamento en el mar, se le perdonaba el
préstamo y los intereses al perjudicado por el siniestro.
La ley de Rodas también establecía el principio de las contribuciones a un fondo común, «si para aligerar un navío se lanza por la borda alguna mercancía, lo que uno ha perdido le será devuelto mediante la contribución de todos». Así, ningún mercader perdía todo lo que poseía en caso de que los marineros lanzaran por la borda parte o total de la carga de si con ello pretendían salvar el barco y sus vidas.
En la Antigua Roma
Estas prácticas fueron utilizadas por los fenicios y los griegos, y sirvieron para financiar el comercio del imperio romano. Y así llegamos al año 533 d.C., año en el que el Emperador Justiniano fijo las tasas de intereses que podrían cobrarse para los riesgos marítimos, entre un 6 y un 12%, en reconocimiento del riesgo que implicaban los viajes marítimos (así la mitad era una tasa de interés por el préstamo y el otro 6% como una especie de prima de seguro).
Por otra parte, los romanos tenían sociedades funerarias, a las que llamaban collegia. Esta sociedades tenían como objeto solventar los gastos funerarios. Así, los soldados de las legiones contribuían a un fondo, el “collegia militum”, que ayudaban a sufragar gastos de mudanzas de los militares trasladados de guarnición. El “collegia funeratitia” ayudaba
para gastos de sepelio y con una suma a la viuda y huérfanos del fallecido.El fondo se constituía de dos maneras: mediante contribución fija y repartiendo el gasto entre todos sus miembros.
En la Edad Media
En la Edad Media llega un nuevo sistema económico más especializado y del que surgió el establecimiento de relaciones comerciales entre el campo y la ciudad, derivadas de la división del trabajo. Una institución precursora del seguro en la época medieval lo constituyeron las guildas medievales.
Las guildas era asociaciones de defensa mutua o religiosa, nacidas como defensa ante la opresión del feudalismo, que aparecieron en el siglo IX. Estas asociaciones se juramentaban para asistirse mutuamente en caso de enfermedad, de incendio o por viaje. A partir del siglo XI comienzan a socorrer a los miembros que eran víctimas de algún accidente o enfermedad. Así, las guildas desarrollaron mecanismos de asistencia, en la que las aportaciones (lo que ahora llamamos primas) no tenían relación a las prestaciones.
Italia, siglo XIV: El primer seguro como tal fue un seguro marítimo
Gracias al desarrollo del comercio marítimo, en el siglo XIV apareció el primer seguro marítimo, por la que se abonaba una prima. El primer contrato de seguro conocido hace
referencia a un seguro marítimo estipulado en Génova, y parece datar del año
1317. Por lo tanto, el seguro marítimo es la modalidad más antigua de la actividad aseguradora. Además, se tiene conocimiento de varios documentos expedidos en Italia en años posteriores.
España, siglo XVI: El Estado como supervisor del negocio asegurador
En el siglo XVI Amberes toma en el liderazgo asegurador. En España se producen varias
ordenanzas entre 1563 y 1570. Esta última, publicada por el Duque de Alba, regula por primera vez la supervisión del estado sobre el negocio asegurador.
Francia, siglo XVII: Luis XIV inicia la legislación marítima moderna
El clásico Guidon de la Mer, recopilación anónima de los usos marítimos practicados en el mediterráneo occidental, sirvió de base para que Luis XIV promulgara la celebre Ordennance de la Marina en 1681, con lo que se iniciar la legislación marítima moderna.
Inglaterra, siglo XVII: Punto de partida de la industria aseguradora moderna
Aunque la primera ley inglesa de seguros fue promulgada en el año 1601, en realidad el punto de partida de la moderna industria aseguradora tuvo su inicio el 2 de setiembre de 1.666, a consecuencia del gran incendio de Londres. Esto da lugar a la creación de la Fire Office, con lo que apareció el seguro contra incendios, el primer seguro destinado a cubrir riesgos terrestres.
Fuente: Gustavo Alexi Osorio González, Manual Básico del Seguro
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