La grasa visceral y envejecimiento del corazón están más relacionados de lo que imaginábamos. Un estudio con más de 21.000 participantes del Biobanco del Reino Unido ha demostrado que esta grasa invisible, que se acumula alrededor de órganos internos como el hígado o los intestinos, acelera el envejecimiento del corazón, incluso en personas activas y con un peso aparentemente saludable.

A diferencia de la grasa que vemos bajo la piel, la visceral provoca inflamación y rigidez en los tejidos cardíacos, lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular. Los investigadores también han hallado diferencias entre hombres y mujeres: mientras que la acumulación en el abdomen resulta especialmente dañina en ellos, la grasa en caderas y muslos parece tener un efecto protector en ellas.

Recuerda que en PuntoSeguro queremos que vivas mogollón, pero bien, en buenas condiciones físicas y mentales. Por eso compartimos contigo hallazgos científicos como este, para que entiendas mejor cómo funciona tu cuerpo y tomes decisiones que te ayuden a cuidar tu salud a largo plazo.

Ya sabes que al contratar tu seguro de vida o tu contratar tu seguro de salud con nosotros te recompensamos si superas los retos mensuales de vida activa. Si todavía no te has enterado, infórmate aquí.

¿Qué es la grasa visceral y por qué no se ve?

La grasa visceral es la que se acumula en el interior del abdomen, rodeando órganos como el hígado, el estómago o los intestinos. A diferencia de la grasa subcutánea, que se nota al pellizcar la piel, esta permanece invisible y puede pasar desapercibida incluso en personas con un peso normal.

En realidad, todos tenemos cierta cantidad de grasa visceral, porque cumple funciones metabólicas. El problema aparece cuando se acumula en exceso: entonces se convierte en un tejido activo que libera sustancias inflamatorias y altera el funcionamiento del organismo.

¿Cuál es la diferencia entre grasa visceral y subcutánea?

La grasa subcutánea se encuentra bajo la piel, en zonas como el abdomen, los brazos o los muslos. Su exceso suele asociarse con sobrepeso evidente. En cambio, la grasa visceral se esconde en el interior y puede acumularse sin que lo notemos, lo que hace más difícil detectarla sin estudios de imagen.

Un ejemplo: dos personas con el mismo índice de masa corporal pueden tener riesgos distintos. Una acumula grasa en las caderas y muslos, mientras que la otra concentra la grasa en el abdomen. A simple vista pueden parecer iguales, pero el impacto en la salud del corazón no lo es.

¿Por qué puede acumularse la grasa incluso con peso normal?

El hecho de estar delgado no siempre significa estar libre de grasa visceral. Factores como el estrés, la genética, la alimentación rica en azúcares simples o el sedentarismo pueden favorecer su acumulación. De ahí la importancia de no fijarse solo en la báscula, sino también en cómo se distribuye la grasa en el cuerpo.

⇒Lee esto también: ¿Cómo afecta el estado de salud a la contratación de un seguro de vida?

Cómo la grasa visceral y envejecimiento del corazón están conectados

El estudio más reciente demuestra que la grasa visceral no solo está ahí escondida, sino que acelera el envejecimiento del corazón. Esto ocurre porque libera sustancias que provocan inflamación crónica y endurecimiento de los tejidos, dos procesos clave en la pérdida de elasticidad y salud cardiovascular.

Lo que revelan los estudios de imagen y la inteligencia artificial

Para entender mejor este vínculo, los investigadores analizaron más de 21.000 resonancias magnéticas de participantes del Biobanco del Reino Unido. Con ayuda de algoritmos de inteligencia artificial, compararon la edad real de cada persona con la llamada “edad del corazón”, un cálculo que refleja el estado biológico del órgano.

Los resultados fueron claros: quienes acumulaban más grasa visceral presentaban un corazón más envejecido, incluso si llevaban un estilo de vida activo o tenían un peso considerado saludable. Esto demuestra que no basta con mirar la báscula o contar horas de ejercicio; la distribución de la grasa es un factor clave.

Señales de inflamación y rigidez en el corazón

La grasa visceral no funciona como un simple almacén de energía. Es un tejido activo que produce hormonas y proteínas inflamatorias que afectan al sistema cardiovascular. Estas sustancias favorecen la rigidez de las arterias, lo que dificulta que el corazón bombee sangre de forma eficiente.

Además, los investigadores observaron signos de fibrosis en el músculo cardíaco, un proceso en el que el tejido se endurece y pierde flexibilidad. En términos prácticos, esto significa que el corazón trabaja como si fuese mayor de lo que realmente es, aumentando el riesgo de insuficiencia cardíaca y otras enfermedades cardiovasculares a edades más tempranas.

⇒Lee esto también: Así es como el ejercicio regular transforma la grasa abdominal en grasa más saludable [Estudio]

Diferencias entre hombres y mujeres en la distribución de la grasa

El modo en que acumulamos grasa no es igual en todos. Hombres y mujeres tienden a tener patrones distintos, y eso influye directamente en la salud del corazón. Mientras ellos suelen concentrar la grasa en la zona abdominal, ellas la almacenan más en caderas y muslos, lo que genera efectos diferentes sobre el envejecimiento cardiovascular.

Cuerpo con forma de manzana frente a forma de pera

En los hombres es común la llamada “forma de manzana”, caracterizada por mayor grasa en el abdomen. Este patrón se asocia con un aumento del riesgo de rigidez arterial y envejecimiento acelerado del corazón. Incluso aunque mantengan un peso normal, la acumulación de grasa visceral en esta zona actúa como un factor silencioso de riesgo.

En cambio, muchas mujeres desarrollan un patrón de “forma de pera”, en el que predomina la grasa en las caderas y los muslos. Esta distribución, lejos de ser perjudicial, parece ofrecer cierta protección. Según el estudio, este tipo de grasa está asociado con un envejecimiento más lento del corazón, probablemente porque no genera la misma respuesta inflamatoria que la grasa abdominal.

El papel protector de la grasa en caderas y muslos en mujeres

El almacenamiento de grasa en la parte baja del cuerpo femenino cumple una función importante: sirve como reserva energética sin liberar tantas sustancias inflamatorias como la grasa visceral. Por eso, tener más grasa en muslos y caderas no implica necesariamente un mayor riesgo cardíaco. Al contrario, en ciertos casos puede retrasar el desgaste del corazón.

Este hallazgo ayuda a entender por qué dos personas con el mismo índice de masa corporal pueden tener riesgos distintos. Una mujer con grasa concentrada en las caderas puede tener un corazón más protegido que otra con grasa en el abdomen, aunque ambas tengan un peso similar. Esto demuestra que no se trata solo de la cantidad de grasa, sino de dónde se acumula.

La influencia del estrógeno antes de la menopausia

Las hormonas también juegan un papel decisivo. El estrógeno, presente en niveles más altos antes de la menopausia, favorece que la grasa se deposite en la parte inferior del cuerpo. Este mecanismo explica por qué muchas mujeres mantienen un corazón biológicamente más joven hasta que llegan a esta etapa de la vida.

Sin embargo, tras la menopausia los niveles de estrógeno caen y la grasa tiende a redistribuirse hacia el abdomen. Esto aumenta la acumulación de grasa visceral y, con ella, el riesgo de envejecimiento cardiovascular. Por eso, los especialistas consideran que el cambio hormonal en la menopausia marca un punto de inflexión en la salud del corazón femenino.

⇒Lee esto también: ¿Puede la grasa intermuscular aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas?

¿Sirve el IMC para predecir el envejecimiento del corazón?

Durante décadas se ha usado el índice de masa corporal (IMC) como referencia para evaluar riesgos de salud relacionados con el peso. Sin embargo, los nuevos hallazgos muestran que el IMC no es un buen predictor del envejecimiento del corazón. Dos personas con la misma altura y peso pueden tener resultados muy distintos según dónde almacenen la grasa.

Limitaciones del índice de masa corporal

El IMC calcula la relación entre el peso y la estatura, pero no distingue entre masa muscular, grasa subcutánea o grasa visceral. Esto significa que alguien con un IMC normal puede esconder una gran cantidad de grasa visceral, mientras que otra persona con un IMC más alto pero con más masa muscular podría estar en mejor estado cardiovascular.

Este error de clasificación tiene consecuencias importantes en la prevención. Confiar solo en el IMC puede dar una falsa sensación de seguridad a quienes aparentan estar en su peso, cuando en realidad tienen un riesgo elevado de envejecimiento cardíaco. También puede etiquetar injustamente a otras personas como “con sobrepeso” sin que eso suponga necesariamente un mayor riesgo.

La importancia de saber dónde se acumula la grasa

El estudio confirma que lo determinante no es cuánto pesamos, sino dónde se localiza la grasa. La acumulación alrededor de los órganos internos es la que acelera la inflamación y el deterioro del corazón, mientras que la grasa en la parte inferior del cuerpo femenino puede incluso tener un efecto protector.

Por ello, cada vez se valoran más pruebas que permiten medir la distribución de la grasa corporal, como resonancias magnéticas o técnicas de bioimpedancia avanzada. Aunque no están al alcance de todo el mundo, ayudan a diseñar estrategias de prevención más ajustadas a la realidad de cada persona. El mensaje final es claro: no basta con controlar el peso, hay que entender cómo está repartido en el cuerpo.

⇒Lee esto también: Cómo las células de grasa marrón queman calorías y regulan la temperatura corporal

Cómo reducir el riesgo: hábitos y terapias en estudio

La buena noticia es que, aunque la grasa visceral sea peligrosa, no estamos condenados a convivir con ella. Hay hábitos y tratamientos en investigación que pueden ayudar a reducirla y proteger la salud del corazón.

Dieta y actividad física frente a la grasa visceral

Seguir una alimentación equilibrada, rica en verduras, frutas, proteínas magras y grasas saludables, es una de las formas más efectivas de frenar la acumulación de grasa visceral. Los estudios sugieren que reducir el consumo de azúcares simples y ultraprocesados tiene un impacto directo en los depósitos de grasa abdominal.

El ejercicio también es clave. Actividades aeróbicas como caminar a paso rápido, correr o nadar contribuyen a disminuir la grasa abdominal. Además, el entrenamiento de fuerza ayuda a mantener la masa muscular, lo que mejora el metabolismo y reduce la probabilidad de que la grasa se almacene alrededor de los órganos. Lo importante no es solo moverse, sino mantener una rutina constante en el tiempo.

Nuevos tratamientos en investigación

Además de los hábitos de vida, los investigadores están evaluando medicamentos que podrían atacar de forma específica la grasa visceral. Entre ellos destacan los fármacos conocidos como agonistas del receptor GLP-1, utilizados inicialmente para la diabetes y la obesidad. Estos tratamientos no solo ayudan a perder peso, sino que también reducen la grasa en el hígado y alrededor de los órganos internos.

Otros enfoques experimentales buscan frenar los procesos de inflamación y envejecimiento celular que genera la grasa visceral. Aunque todavía se encuentran en fases tempranas, apuntan a una estrategia prometedora para prolongar la salud del corazón más allá de los cambios en el estilo de vida. El objetivo es claro: vivir más años, pero sobre todo con un corazón más joven y funcional.

⇒Lee esto también: La ciencia detrás de convertir grasa blanca en beige para quemar calorías [Estudio]

Conclusión: la relación entre grasa visceral y envejecimiento del corazón

La evidencia científica es clara: la grasa visceral y envejecimiento del corazón están estrechamente ligados. Esto significa que no basta con vigilar el peso o hacer ejercicio; necesitamos prestar atención a cómo se distribuye la grasa en nuestro cuerpo.

La buena noticia es que tenemos herramientas para actuar. Adoptar una dieta equilibrada, mantenernos activos y estar atentos a futuros tratamientos médicos puede marcar la diferencia entre un corazón que envejece antes de tiempo y uno que se conserva joven por más años. En definitiva, cuidar de la grasa invisible es cuidar del futuro de nuestro corazón.

El estudio fue publicado en agosto de 2025en la revista European Heart Journal.

⇒Esto también te interesará: Los Mejores Seguros de Vida Riesgo: comparativa de precios y coberturas

Descubre PuntoSeguro Fit

Desde PuntoSeguro queremos ayudarte a tener una vida más saludable. Contratando tu seguro de salud o tu seguro de vida con PuntoSeguro tienes acceso gratuito a la app PuntoSeguro Fit.

Además de tener controlada tu actividad física diaria, y contribuir a causas sociales, podrás obtener una bonificación de hasta 120 € en cada renovación.

Otros artículos de interés