Las deudas de Hacienda no desaparecen cuando una persona fallece. Tampoco se congelan. Siguen activas y pasan a formar parte del conjunto de bienes y obligaciones que integran la herencia. Esto significa que, si heredas, podrías estar recibiendo no solo propiedades o dinero, sino también deudas pendientes con la Agencia Tributaria.

Lo que muchas personas desconocen es que no están obligadas a asumir esas deudas sin más. La ley ofrece mecanismos para limitar la responsabilidad, proteger el patrimonio personal y tomar decisiones informadas antes de aceptar una herencia. Saber cómo funciona este proceso puede marcar la diferencia entre heredar un problema o evitar consecuencias mayores.

En PuntoSeguro nos preocupamos por ti, y por eso compartimos en este blog información sobre temas que afectan directamente a tu tranquilidad financiera y a la protección de tu familia. En esta ocasión, te explicamos qué ocurre con las deudas de Hacienda cuando fallece una persona, cómo pueden afectarte si eres heredero o heredera, y qué herramientas legales tienes a tu alcance para gestionarlas de forma segura.  Además, recuerda que ponemos a tu disposición el  mejor comparador de seguros de vida hipoteca y con los mejores precios del mercado.

Qué son las deudas de Hacienda y cuándo afectan a una herencia

Las deudas de Hacienda son obligaciones pendientes con la Agencia Tributaria. Pueden tener su origen en impuestos no pagados (como IRPF, IVA o IBI), en declaraciones mal presentadas o en recargos por demora. También incluyen intereses y, en algunos casos, procedimientos de apremio.

Estas deudas no se cancelan cuando fallece la persona que las contrajo. Al contrario, se integran en el conjunto de bienes y cargas que conforman la herencia. Esto significa que cualquier persona llamada a heredar puede recibir, junto con el patrimonio, las obligaciones fiscales del fallecido.

No obstante, no todas las deudas se heredan por igual. Las sanciones impuestas por Hacienda, por ejemplo, no se transmiten nunca a los herederos. Solo las deudas tributarias propiamente dichas —es decir, las que forman parte de una liquidación pendiente o en trámite— se incluyen en la sucesión.

Es importante entender que aceptar una herencia sin revisar su contenido puede suponer asumir responsabilidades económicas que superen incluso el valor de lo heredado. Por eso es tan relevante conocer el alcance exacto de las deudas de Hacienda antes de tomar decisiones.

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Qué dice la ley sobre la transmisión de deudas tributarias

La legislación española establece con claridad que las deudas de Hacienda se transmiten a los herederos cuando fallece la persona obligada a pagarlas. Así lo recoge el artículo 39.1 de la Ley General Tributaria, que indica que las obligaciones tributarias pendientes “se transmitirán a los herederos”, respetando las normas del Código Civil sobre aceptación de la herencia.

Esto significa que quien acepta una herencia también asume sus cargas, incluidas las fiscales. Según el artículo 659 del Código Civil, la herencia comprende todos los bienes, derechos y obligaciones del causante, siempre que no se extingan por su fallecimiento. Y las deudas con Hacienda, al no extinguirse, siguen activas.

Sin embargo, hay excepciones. La ley deja fuera de esta transmisión las sanciones tributarias. Es decir, si Hacienda había impuesto una multa al fallecido, esa sanción no pasa a los herederos. También se excluyen las responsabilidades de terceros —como avalistas o responsables subsidiarios— si no se habían formalizado antes del fallecimiento.

Además, cuando la herencia está aún sin aceptar, en situación de yacencia, la Agencia Tributaria puede actuar contra el conjunto de la herencia, pero no contra una persona concreta. Todo esto está pensado para ofrecer garantías, pero también exige tomar decisiones informadas y dentro del plazo legal.

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Qué opciones tienes al aceptar una herencia con deudas de Hacienda

Si vas a heredar y existen deudas de Hacienda, no estás obligado o obligada a aceptarlas sin más. La ley te permite elegir entre tres formas de proceder, y cada una implica consecuencias muy distintas.

1. Aceptación pura y simple. Esta es la opción más arriesgada. Al aceptarla sin condiciones, asumes tanto los bienes como las deudas del fallecido. Y lo haces no solo con el patrimonio heredado, sino también con tu propio dinero, bienes y propiedades. Si la deuda con Hacienda es elevada y supera el valor de la herencia, podrías acabar pagando con tu patrimonio personal.

2. Aceptación a beneficio de inventario. Esta modalidad protege tu economía personal. Implica hacer un inventario completo de los bienes y deudas del fallecido. Solo se responden las deudas con lo que se hereda, y si las cargas superan al activo, no tienes que cubrir la diferencia. Es una forma de evitar sorpresas desagradables y limitar tu responsabilidad.

3. Renuncia a la herencia. Si las deudas son muy superiores al valor de los bienes, puedes renunciar a la herencia. No recibes nada, pero tampoco asumes ninguna obligación. Es una decisión que conviene valorar con calma y con asesoramiento legal.

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Cómo actúa Hacienda cuando hay herederos o herencia yacente

Cuando una persona fallece con deudas de Hacienda, la Agencia Tributaria no espera a que se resuelva toda la herencia. Si tiene constancia del fallecimiento, puede iniciar el procedimiento de recaudación directamente, dirigiéndose a los herederos conocidos o, en su defecto, a la herencia yacente (el conjunto de bienes y derechos del fallecido, aún sin adjudicar).

Durante esta fase, Hacienda puede notificar la deuda y exigir el pago con cargo al patrimonio heredado. Si la herencia aún no ha sido aceptada, las notificaciones se realizan al representante de la herencia yacente. Esta figura puede ser nombrada expresamente o, si no la hay, la propia Administración puede dirigirse a cualquier persona que actúe como tal de forma tácita.

Los herederos tienen derecho a solicitar un informe con las deudas pendientes del causante. Esta información no es vinculante, pero resulta esencial para decidir si aceptar la herencia y en qué forma. Si una persona alega que está ejerciendo su derecho a deliberar —es decir, a reflexionar antes de aceptar— Hacienda debe suspender el procedimiento durante un tiempo limitado.

Este mecanismo permite ganar tiempo, analizar la situación y actuar con criterio. Porque cuando hay deudas con Hacienda, cada paso cuenta.

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Qué hacer si heredas una deuda de Hacienda

Ante una herencia con deudas de Hacienda, lo más importante es actuar con cautela y sin precipitación. Antes de aceptar nada, solicita a la Agencia Tributaria un informe detallado de las obligaciones fiscales pendientes. Esto te dará una imagen clara del alcance real de la deuda.

Si no tienes seguridad sobre el balance entre bienes y cargas, opta por la aceptación a beneficio de inventario. Es un procedimiento más largo, pero te protege: solo responderás con el patrimonio heredado, nunca con tus propios bienes. Para hacerlo bien, es fundamental seguir todos los pasos legales, especialmente el inventario notarial.

Evita cualquier actuación que pueda interpretarse como una aceptación tácita: usar una cuenta bancaria del fallecido, vender algún bien heredado o pagar deudas con dinero de la herencia puede considerarse aceptación pura y simple. Si tienes dudas, renunciar puede ser una opción válida y segura, sobre todo si el pasivo fiscal es muy elevado.

En todos los casos, contar con asesoramiento legal especializado puede marcar la diferencia. Las decisiones que tomes en los primeros días pueden condicionar tu tranquilidad económica durante años.

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