¿Te cuesta mantenerte activo de forma constante? No estás solo. Muchas personas empiezan con ilusión una rutina de entrenamiento, pero la abandonan al poco tiempo. No siempre por falta de motivación, sino porque no disfrutan del tipo de ejercicio que han elegido. La buena noticia es que hay una solución sencilla y respaldada por la ciencia: adaptar el ejercicio según tu personalidad.

Un nuevo estudio de la University College London confirma lo que muchos intuíamos. No todos disfrutamos del mismo tipo de actividad física, y eso no es un problema. Es una pista. Si entiendes cómo funciona tu personalidad, puedes encontrar una forma de moverte que te guste de verdad. Y cuando eso pasa, mejora tu forma física, tu estado de ánimo y, sobre todo, tu capacidad para mantener el hábito sin forzarte.

La investigación, publicada en la revista Frontiers in Psychology, analizó a más de 130 personas de perfiles muy distintos. El objetivo: comprobar si ciertos rasgos de personalidad están ligados a un tipo de ejercicio específico. Y lo están. Los resultados muestran que hay patrones claros que pueden ayudarte a tomar mejores decisiones a la hora de planificar tu actividad física. Desde elegir entre HIIT o yoga hasta decidir si prefieres entrenar solo o en grupo.

Recuerda que en PuntoSeguro queremos que vivas mogollón, pero bien, en buenas condiciones físicas y mentales. Por eso compartimos contigo, entre otras cosas, los hallazgos científicos que pueden ayudarte a entender mejor cómo tener una vida más saludable. En esta ocasión te contamos cómo adaptar tu entrenamiento a tu forma de ser, qué beneficios puedes esperar y por qué esta estrategia es especialmente eficaz para reducir el estrés. Porque moverte debería ser algo que disfrutas, no una obligación más en la agenda.

Ya sabes que al contratar tu seguro de vida o tu contratar tu seguro de salud con nosotros te recompensamos si superas los retos mensuales de vida activa. Si todavía no te has enterado, infórmate aquí.

Por qué no a todos nos funciona el mismo tipo de ejercicio

Es habitual pensar que hay una “mejor” rutina para estar en forma. Que si HIIT, que si pilates, que si correr. Pero lo que realmente marca la diferencia no es tanto el tipo de ejercicio como el hecho de que te guste. Si no lo disfrutas, no lo mantendrás. Y aquí es donde entra la personalidad.

La dificultad de mantener una rutina sin disfrute

Apuntarse al gimnasio, hacer ejercicio durante un par de semanas, cansarse y dejarlo. Este patrón se repite a menudo. No porque falte fuerza de voluntad, sino porque no todos encajamos con cualquier rutina. A menudo, el problema no es físico, sino psicológico: aburrimiento, incomodidad, sensación de que “esto no es para mí”.

La relación entre personalidad y actividad física

El estudio del University College London confirma que hacer ejercicio según tu personalidad ayuda a mejorar la forma física, pero también la constancia. Algunas personas disfrutan con retos intensos, otras prefieren entrenar a solas y sin presión. No se trata solo de esfuerzo, sino de cómo vives la experiencia. Y ese matiz cambia todo.

Qué es el modelo Big Five y por qué importa

Este modelo agrupa la personalidad en cinco rasgos principales: extroversión, neuroticismo, apertura a la experiencia, responsabilidad (también llamada conciencia) y amabilidad. En el estudio, estos rasgos permitieron identificar qué tipo de ejercicio era más placentero para cada perfil y cuáles generaban más rechazo o estrés.

Cómo influye la personalidad en el estrés y la salud mental

Uno de los hallazgos más interesantes es que las personas con rasgos de neuroticismo —es decir, las que tienden a preocuparse más— se beneficiaron especialmente de hacer ejercicio. Su nivel de estrés bajó de forma significativa tras el programa de entrenamiento, mucho más que en otros perfiles. Pero solo cuando la actividad se adaptaba a sus preferencias.

Qué descubrió el estudio con más de 130 participantes

Durante ocho semanas, los investigadores dividieron a los participantes en dos grupos: uno que hizo ejercicio en casa, y otro que simplemente mantuvo su rutina habitual. Todos los que entrenaron mejoraron en fuerza y resistencia. Pero lo más interesante fue lo que revelaron sobre qué tipo de ejercicio disfrutaba cada uno según su personalidad. Esta información es clave para diseñar rutinas más eficaces y sostenibles en el tiempo.

⇒Lee esto también: Una idea sencilla para aumentar la motivación para hacer ejercicio

Elige el ejercicio según tu personalidad y disfruta más cada sesión

No todos entrenamos por los mismos motivos ni con la misma energía. Hay quienes buscan retos, quienes necesitan calma y quienes solo quieren moverse sin sentirse observados. Adaptar tu rutina de ejercicio según tu personalidad puede marcar la diferencia entre abandonarla o integrarla en tu vida con naturalidad.

Si eres extrovertido, apuesta por sesiones de alta intensidad

Las personas con un perfil extrovertido tienden a disfrutar de actividades intensas y dinámicas. En el estudio, los participantes con este rasgo destacaron por su entusiasmo hacia entrenamientos como el HIIT o las sesiones exigentes de ciclismo. Suelen tener más resistencia al esfuerzo y una mejor recuperación cardiovascular. Para ellos, el ejercicio es una vía para liberar energía y conectar con su entorno. ¿Ejemplos? Clases dirigidas, sesiones en grupo, retos con amigos o deportes competitivos.

Si tiendes al neuroticismo, elige sesiones breves y sin control externo

Quienes tienen este rasgo —personas con tendencia a la preocupación, la autocrítica o el estrés— también respondieron bien al entrenamiento. Pero con condiciones: les molestaba sentirse observados o controlados (como tener que monitorizar su frecuencia cardíaca) y preferían ejercicios en casa, breves y sin presión. El dato más interesante es que este grupo fue el único que redujo su nivel de estrés de forma significativa al terminar el programa. Les funciona entrenar sin sentirse juzgados, en espacios seguros y a su ritmo.

Si eres muy responsable, mantén un plan estructurado aunque no te encante

El rasgo de responsabilidad (también conocido como conciencia o escrupulosidad) no predijo una mayor diversión, pero sí una mayor constancia. Estas personas tienden a ser organizadas, disciplinadas y enfocadas en resultados. Aunque no disfrutaran especialmente de ninguna sesión en particular, completaron el programa sin problemas y mejoraron su forma física. Para ellas, lo importante es cumplir con lo que se han propuesto, así que una rutina clara, con objetivos definidos, suele funcionar bien.

Si eres abierto, busca variedad pero con intensidad moderada

Las personas con alta apertura a la experiencia suelen tener curiosidad, imaginación y ganas de probar cosas nuevas. Sin embargo, en este estudio valoraron peor los entrenamientos más intensos. Aunque podrían sentirse atraídas por actividades diferentes como el baile, el yoga o las rutas al aire libre, es probable que rechacen sesiones que les exijan demasiado físicamente. La clave para ellas puede estar en variar, pero sin forzar el ritmo.

Si eres sociable y empático, busca sesiones grupales relajadas

Aunque el rasgo de amabilidad no influyó de forma clara en la adherencia al programa, sí se relacionó con mayor disfrute en las sesiones más suaves. Estas personas valoran el buen ambiente, la cooperación y el trato amable, por lo que pueden disfrutar más de actividades en grupo no competitivas, donde prime el compañerismo: clases de pilates, senderismo en grupo o yoga en el parque, por ejemplo.

⇒Lee esto también: Mindfulness y seguimiento de pasos para hacer ejercicio: más motivación en solo 30 días

Cómo influye el disfrute en tu forma física y en tu estrés

Puede parecer un detalle menor, pero disfrutar del ejercicio tiene un impacto directo en los resultados que obtienes. No solo entrenas más a gusto: también mejoras más rápido y reduces el estrés con más eficacia. El estudio lo deja claro: hacer ejercicio según tu personalidad no solo te ayuda a mantener el hábito, sino que potencia sus beneficios.

Las personas que disfrutan el ejercicio mejoran más su condición física

Quienes sintieron placer con el tipo de ejercicio que hacían, aumentaron más su fuerza, resistencia y capacidad pulmonar. Esto no tiene que ver con entrenar más horas, sino con cómo vives la experiencia mientras te mueves. Si te gusta lo que haces, tiendes a esforzarte más y con mejor actitud. En cambio, si lo haces por obligación, tu rendimiento baja aunque cumplas con la rutina.

El estrés se reduce sobre todo en quienes tienen rasgos neuróticos

Uno de los resultados más potentes del estudio fue la caída del estrés en las personas con alto nivel de neuroticismo. Este grupo, que tiende a preocuparse más y a sobreanalizar las situaciones, vio reducir sus niveles de estrés de forma significativa tras las ocho semanas de entrenamiento. Para ellos, encontrar un tipo de ejercicio cómodo, breve y sin juicio externo fue clave. No necesitaban entrenar más duro, sino hacerlo a su manera.

La adherencia mejora si el ejercicio se adapta a la personalidad

Cuando el ejercicio se ajusta al modo de ser de cada persona, hay más probabilidades de que esa rutina se mantenga en el tiempo. Y esto, al final, es lo que más importa. No necesitas hacer el mejor entrenamiento del mundo, sino el que tú vas a seguir haciendo dentro de un mes. La personalización no es un lujo, es una estrategia eficaz para mantener el compromiso.

Ejemplos prácticos de cómo modificar tu rutina

  • Si notas que te cuesta entrenar solo, busca clases en grupo o quedadas en el parque.
  • Si te sientes observado en el gimnasio, entrena en casa o al aire libre con auriculares.
  • Si te aburren las repeticiones, cambia de actividad cada pocas semanas para mantener el interés.
  • Si te frustras con facilidad, elige actividades con progresión visible (como pilates o fuerza con peso corporal).
  • Si lo tuyo es competir, añade un reto mensual o participa en una carrera popular.

Consejos para encontrar tu fórmula ideal de entrenamiento

  • Escucha tu cuerpo y tu mente: si algo te agota mentalmente, busca otra opción.
  • Haz pequeños ajustes: cambiar la música, el lugar o la hora puede marcar la diferencia.
  • Registra cómo te sientes después de cada sesión durante unos días; ahí están las pistas.
  • Cambia sin culpa: si lo que te gustaba antes ya no te convence, busca otra opción.
  • Acepta que hay días buenos y días flojos, pero si el patrón se repite, toca adaptarse.

⇒Lee esto también: Cómo integrar el ejercicio en una vida con poco tiempo y muchas obligaciones

Guía práctica para encontrar el ejercicio que encaja contigo

Saber que no todos disfrutamos del mismo tipo de ejercicio no solo es un alivio: es una herramienta. Aquí tienes algunos pasos prácticos para descubrir qué tipo de ejercicio según tu personalidad encaja mejor contigo y cómo ponerlo en marcha sin complicarte la vida.

Haz un test de personalidad breve para conocerte mejor

No necesitas un análisis profundo. Basta con conocer los rasgos básicos: ¿te gusta estar con gente o prefieres tu espacio? ¿Buscas variedad o te va la rutina? ¿Eres más impulsivo o más metódico? Puedes usar herramientas gratuitas basadas en el modelo Big Five, que te darán una idea clara de tu perfil.

Escoge según cómo te sientes tras entrenar, no solo por lo que “toca hacer”

Presta atención a cómo te sientes justo después de moverte. ¿Relajado, animado, aburrido, forzado? Eso vale más que cualquier calendario de entrenamiento. Si una actividad te deja con buena energía, es probable que se adapte bien a ti.

Sé flexible: si un tipo de ejercicio te agobia, cámbialo

No hay una rutina perfecta. Lo que hoy te funciona puede cansarte dentro de un mes. Y está bien. Cambiar de actividad no es fracasar, es ajustarse a lo que necesitas en cada etapa. Mejor eso que forzarte a seguir con algo que no disfrutas.

Evita compararte con otros: tu motivación es diferente

Lo que a tu amiga le encanta puede ser lo que tú detestas. Compararte solo te aleja de lo que realmente necesitas. Tu ritmo, tus gustos y tu nivel de energía son únicos. Y eso está bien.

Integra el movimiento en tu día a día sin obsesionarte con la rutina

Sube escaleras, baila mientras cocinas, camina mientras hablas por teléfono. A veces, moverse más no requiere apuntarse a nada, solo estar más presente en el cuerpo y aprovechar cada ocasión para activarte un poco más.

⇒Lee esto también: Cómo encontrar tiempo para hacer ejercicio

¿Y ahora qué? Prueba, ajusta y repite

Hacer ejercicio no debería ser una batalla diaria. Si eliges el ejercicio según tu personalidad, todo cambia: lo haces con ganas, mejoras tu forma física y tu estrés baja sin necesidad de forzarte.

No hay un único camino ni una fórmula universal. Pero sí hay algo que siempre funciona: conocerte, escuchar lo que te pide el cuerpo y probar hasta encontrar tu punto. Así que elige una actividad que te llame la atención, empieza con calma y observa cómo te sientes. Si funciona, sigue. Si no, ajusta. Pero no pares.

Porque moverte no es solo cuestión de salud. También es una forma de cuidarte como eres, no como crees que deberías ser.

⇒Esto también te interesará: Los Mejores Seguros de Vida Riesgo: comparativa de precios y coberturas

Descubre PuntoSeguro Fit

Desde PuntoSeguro queremos ayudarte a tener una vida más saludable. Contratando tu seguro de salud o tu seguro de vida con PuntoSeguro tienes acceso gratuito a la app PuntoSeguro Fit.

Además de tener controlada tu actividad física diaria, y contribuir a causas sociales, podrás obtener una bonificación de hasta 120 € en cada renovación.

Otros artículos de interés