¿Sabías que los beneficios del ejercicio para la salud cerebral van mucho más allá de mejorar tu estado físico? Un nuevo estudio lo confirma: movernos con regularidad no solo mantiene en forma nuestro cuerpo, sino que también ayuda a que nuestro cerebro funcione mejor, incluso cuando faltan algunas de sus fuentes principales de energía.

Cuando el hígado no puede producir suficientes ketonas —esas moléculas que nutren la mente cuando los niveles de azúcar están bajos—, el ejercicio sigue actuando como un motor de salud para la memoria y el aprendizaje. Esto abre la puerta a nuevas formas de cuidar nuestra salud mental y prevenir problemas como el deterioro cognitivo o la demencia.

Recuerda que en PuntoSeguro queremos que vivas mogollón, pero bien, en buenas condiciones físicas y mentales. Por eso compartimos contigo, entre otras cosas, los hallazgos científicos que pueden ayudarte a entender mejor cómo tener una vida más saludable. En esta ocasión vemos cómo nos afecta la falta de ketonas y por qué el ejercicio puede ser clave para mantener la mente despierta y la memoria en forma.

La relación entre ejercicio y salud cerebral

Cuando pensamos en los beneficios del ejercicio para la salud cerebral, lo primero que se nos viene a la mente es la sensación de claridad mental después de un paseo o una sesión de entrenamiento. Sin embargo, esta conexión va mucho más allá de un simple “subidón” de energía.

El ejercicio activa mecanismos que fortalecen las conexiones neuronales, mejoran la memoria y fomentan el aprendizaje. Por ejemplo, la actividad física estimula la liberación de factores neurotróficos, proteínas que ayudan a mantener las neuronas sanas y favorecen la creación de nuevas conexiones entre ellas. Además, aumenta el flujo de sangre al cerebro, aportando oxígeno y nutrientes que son esenciales para un funcionamiento óptimo.

Este estudio de la Universidad de Missouri, publicado en enero de 2025 en el The Journal of Physiology, refuerza la idea de que el ejercicio es una herramienta poderosa para mantener la mente despierta. Aunque la investigación se centró en cómo el ejercicio actúa cuando el hígado no puede producir suficientes ketonas, los resultados subrayan que mantenerse activo puede contrarrestar problemas que antes parecían inevitables para la salud mental.

¿Alguna vez has notado cómo una caminata te ayuda a ordenar tus pensamientos o resolver un problema difícil? Es un ejemplo de cómo nuestro cuerpo y nuestra mente trabajan juntos. Ahora, la ciencia nos dice que ese efecto puede ser aún más importante de lo que pensábamos, especialmente para protegernos de enfermedades que afectan la memoria y la atención.

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¿Qué sucede cuando el hígado no produce suficientes ketonas?

El cuerpo tiene un sistema ingenioso para mantener el cerebro funcionando incluso cuando escasea la energía. Normalmente, cuando los niveles de azúcar en sangre bajan, el hígado produce ketonas. Estas moléculas funcionan como un “plan B” energético para que la mente siga activa.

Sin embargo, el estudio dirigido por Taylor Kelty y R. Scott Rector muestra que, si el hígado no puede producir suficientes ketonas, la salud cerebral puede verse afectada. Sin estas moléculas, se nota una disminución en la memoria y el aprendizaje, lo que sugiere que las ketonas tienen un papel esencial en la protección del cerebro.

Lo interesante es que, aunque esta falta de ketonas perjudica la mente, el ejercicio sigue teniendo un impacto positivo. Según Kelty, “pensábamos que con menos ketonas el ejercicio no podría superar esa limitación, pero parece que el movimiento es tan potente que activa otros caminos en el cerebro para compensar”.

Este hallazgo tiene implicaciones importantes para las personas con problemas hepáticos. Las investigaciones empiezan a descubrir que quienes tienen enfermedades que afectan la función del hígado podrían tener un riesgo mayor de sufrir deterioro cognitivo. La conexión entre hígado y cerebro, cada vez más clara, refuerza la importancia de cuidar nuestra salud general y, en particular, de no descuidar la actividad física como hábito diario.

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El ejercicio compensa la falta de ketonas y mejora la memoria

El estudio, liderado por Taylor Kelty y R. Scott Rector, descubrió algo sorprendente: incluso cuando la producción de ketonas en el hígado es limitada, el ejercicio físico consigue mantener la mente activa y mejorar el rendimiento cognitivo. Esto sugiere que el movimiento tiene mecanismos propios, más allá de las ketonas, para proteger el cerebro.

Kelty, que trabaja como investigador postdoctoral en el laboratorio de Rector, explicó que “aunque pensábamos que el ejercicio no podría superar la falta de ketonas, parece que hay otros mecanismos que permiten que el cerebro reciba esos beneficios”. Esta declaración refuerza la idea de que el movimiento activa diferentes vías que cuidan de la mente.

Por su parte, R. Scott Rector, profesor en la Facultad de Medicina y director del edificio Roy Blunt NextGen Precision Health, subrayó la importancia de esta investigación. Según sus palabras, “este estudio demuestra que el ejercicio ayuda al cuerpo de muchas maneras, incluso cuando todavía no entendemos bien todos los procesos moleculares que ocurren”.

Estos resultados no solo amplían lo que sabíamos sobre el papel de las ketonas en el cerebro, sino que también abren la puerta a nuevas investigaciones sobre cómo la actividad física puede frenar el deterioro cognitivo, incluso en personas con problemas hepáticos.

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Ejercicio y salud hepática: claves para mantener la mente activa

Ahora que sabemos que los beneficios del ejercicio para la salud cerebral se mantienen incluso cuando hay carencias de energía, es momento de preguntarnos: ¿qué podemos hacer en nuestro día a día para cuidar de nuestro cerebro?

Lo primero es entender que el movimiento, aunque sea sencillo, es esencial. Caminar cada día, subir escaleras en lugar de usar el ascensor o bailar mientras hacemos las tareas del hogar son formas de mantener la mente activa. No hace falta hacer ejercicio intenso si no se puede; la constancia es más importante que la cantidad.

Además, es clave vigilar la salud del hígado. Una alimentación equilibrada, con frutas, verduras y grasas saludables, contribuye a que este órgano funcione mejor. Para las personas que ya tienen problemas hepáticos, el ejercicio regular puede ayudar a compensar algunas de las limitaciones en la producción de ketonas, como muestra el estudio.

Por último, la ciencia nos recuerda que no se trata solo de hacer ejercicio por hacer ejercicio. Lo importante es convertirlo en un hábito que nos acompañe siempre. Como vemos, puede tener un papel más grande de lo que imaginábamos para mantenernos mentalmente ágiles y disfrutar de una vida más plena.

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