Hacer ejercicio no es sinónimo de correr. Hay muchas alternativas muy interesantes para hacer un ejercicio aeróbico de calidad e igualmente saludables -en muchos casos particulares, seguramente más- que no implican alto impacto. En este artículo vemos alternativas a los ejercicios de alto impacto, no solo para los que no quieran o no puedan correr, sino también para los que no quieran hacer ejercicios que impliquen saltos.
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¿Por qué buscar alternativas a los ejercicios de alto impacto?
Las alternativas a los ejercicios de alto impacto son una forma segura y eficaz de mantenerse activo sin castigar las articulaciones. Reducen el riesgo de lesiones y permiten entrenar con regularidad sin sobrecargar el cuerpo.
Correr o practicar actividades que implican saltos puede ser muy estimulante, pero también supone un esfuerzo considerable para las articulaciones. En cada zancada, las rodillas soportan hasta dos veces y media el peso corporal, lo que explica por qué tantos corredores sufren molestias o lesiones con el tiempo.
Las estadísticas lo confirman: más del 40 % de las lesiones deportivas se concentran en las rodillas, seguidas por los tobillos y la cadera. Entre las más comunes están la tendinitis rotuliana, la periostitis tibial o el síndrome de la banda iliotibial, dolencias que pueden obligar a interrumpir el entrenamiento durante semanas.
Pero no solo hablamos de daño físico. El exceso de entrenamiento o la obsesión por rendir más también pueden provocar fatiga crónica, irritabilidad, insomnio y desmotivación. En algunos casos, el cuerpo simplemente pide un respiro. Cambiar el tipo de ejercicio no es rendirse: es cuidar de uno mismo.
A medida que pasan los años, el cuerpo se vuelve menos tolerante al impacto. Por eso, optar por ejercicios de bajo impacto no significa hacer menos, sino hacerlo de manera más inteligente y sostenible.
Correr no es para todos, y no pasa nada
Los ejercicios de alto impacto pueden ser una forma efectiva de hacer ejercicio, pero también pueden ser duros para las articulaciones y pueden aumentar el riesgo de lesiones, especialmente en personas con problemas en las rodillas o en la espalda. Por esta razón, muchas personas están buscando alternativas a estos ejercicios.
Además, algunas personas pueden tener problemas médicos que les impidan hacer ejercicios de alto impacto, como artritis o dolor en las articulaciones. Para estas personas, los ejercicios de bajo impacto pueden ser una mejor opción porque no ponen tanta tensión en las articulaciones y son más seguros y cómodos.
También es importante tener en cuenta que a medida que las personas envejecen, su capacidad para hacer ejercicios de alto impacto disminuye, por lo que buscan alternativas que les permitan seguir haciendo ejercicio de manera segura y sostenible.
Beneficios de los ejercicios de bajo impacto
Las alternativas a los ejercicios de alto impacto no solo reducen el riesgo de lesión, sino que también fortalecen el cuerpo, mejoran la circulación y favorecen la constancia. Son una opción completa para cuidar la salud física y mental sin sobrecargar las articulaciones.
Los ejercicios de bajo impacto no son una versión “ligera” del entrenamiento, sino una forma más respetuosa y equilibrada de mantenerse activo. Permiten trabajar el sistema cardiovascular, mejorar la fuerza y aumentar la flexibilidad con menor estrés en rodillas, tobillos y caderas.
Estos son sus principales beneficios:
- Protección articular. Al reducir los saltos y los impactos repetitivos, las articulaciones sufren menos desgaste. Esto es ideal para personas con artritis, lesiones previas o molestias en las rodillas. Al cuidar el cuerpo, se evita la inflamación y se prolonga la capacidad de hacer ejercicio durante más años.
- Mejora cardiovascular. Estas actividades aumentan la frecuencia cardíaca de forma progresiva y segura. Practicadas con regularidad, ayudan a controlar la presión arterial, mejorar la circulación y mantener el corazón fuerte.
- Más movilidad y fuerza. Muchos ejercicios de bajo impacto, como la natación o el ciclismo, trabajan grupos musculares grandes y desarrollan resistencia sin sobrecarga. Además, los movimientos controlados favorecen la flexibilidad y la coordinación.
- Constancia sin agotamiento. Permiten entrenar con regularidad. Al no provocar dolor ni fatiga excesiva, es más fácil mantener la motivación. Esta continuidad mejora la forma física y la salud a largo plazo.
Por lo tanto, las alternativas a los ejercicios de alto impacto ofrecen una manera de entrenar eficaz, segura y agradable.
Principales ejercicios de bajo impacto que puedes probar
Si correr no es lo tuyo o tus articulaciones piden un respiro, existen muchas alternativas a los ejercicios de alto impacto que te ayudarán a mantenerte en forma, mejorar tu resistencia y disfrutar del movimiento sin dolor.
Ciclismo y elíptica: resistencia sin castigar las rodillas
El ciclismo, tanto al aire libre como en bicicleta estática, es una opción excelente para fortalecer el tren inferior y mejorar la salud cardiovascular. Permite ajustar la intensidad del esfuerzo según la condición física y ofrece una gran sensación de libertad y fluidez en el movimiento.
Las bicicletas elípticas también son una gran aliada: imitan el gesto de correr, pero sin el impacto, y permiten variar la resistencia o la inclinación para mantener la motivación.
Ambas opciones mejoran la circulación, tonifican piernas y glúteos, y favorecen la quema de calorías sin sobrecargar las articulaciones.
Natación y ejercicios acuáticos, trabajo completo sin impacto
El agua es el mejor amortiguador natural. La natación trabaja todos los grupos musculares principales mientras protege las articulaciones. Además, ayuda a mejorar la capacidad pulmonar, la postura y la coordinación.
Otras variantes, como el aquafitness o el aqua jogging, replican los beneficios del ejercicio aeróbico sin impacto alguno.
Caminar o marcha nórdica, los grandes olvidados del cardio
Caminar puede parecer simple, pero es una de las formas más efectivas y accesibles de hacer ejercicio. A un ritmo constante, fortalece el corazón, mejora el ánimo y ayuda a mantener un peso saludable.
La marcha nórdica activa la parte superior del cuerpo y aumenta el gasto calórico sin añadir impacto, por lo que es ideal para todas las edades.
Actividades dirigidas, motivación y bajo riesgo
Las clases de bajo impacto —como Pilates, Body Balance, baile aeróbico o entrenamiento funcional suave— ofrecen una combinación equilibrada de fuerza, coordinación y resistencia. Además, el componente social de las actividades en grupo ayuda a mantener la constancia y la motivación.
Remo, escalera y otras máquinas de gimnasio
El remo es una opción muy completa para trabajar brazos, piernas y abdomen con suavidad. Es uno de los ejercicios más eficaces para mejorar la postura y reforzar la espalda. Las máquinas de paso o escaleras también son una alternativa interesante: generan un esfuerzo constante y tonifican el tren inferior sin el impacto de correr.
Cómo diseñar una rutina de bajo impacto efectiva
Las alternativas a los ejercicios de alto impacto funcionan mejor cuando se combinan con fuerza, variedad y descanso. Una rutina equilibrada te permite mejorar sin lesionarte y mantener la motivación a largo plazo.
Combina cardio, fuerza y recuperación
El secreto de un entrenamiento completo no está solo en el movimiento, sino en el equilibrio. Alternar ejercicios de bajo impacto con trabajo de fuerza ligera —pesas pequeñas, bandas elásticas o el propio peso corporal— ayuda a fortalecer músculos y proteger articulaciones.
El cuerpo necesita apoyo muscular para rendir y evitar lesiones, y eso solo se consigue con una base de fuerza bien trabajada.
Dedica también un espacio al estiramiento o al trabajo de movilidad. Actividades como el yoga o el Pilates son perfectas para mejorar la flexibilidad y liberar tensión.
Progresión y variedad, las claves para mejorar sin lesionarte
Uno de los grandes errores al hacer ejercicio es intentar avanzar demasiado rápido. Los ejercicios de bajo impacto permiten aumentar la intensidad de forma gradual, ya sea subiendo la resistencia, ampliando el tiempo o combinando distintas modalidades.
La variedad mantiene la mente activa y el cuerpo adaptándose. Puedes probar un día bicicleta, otro natación y otro caminar a ritmo rápido. Así evitas la monotonía y trabajas diferentes grupos musculares.
Recuerda que el descanso también forma parte del progreso. Dormir bien, hidratarte y escuchar las señales de tu cuerpo son tan importantes como la sesión de entrenamiento. Si notas cansancio, dolor o rigidez, reduce la carga: moverse bien es mejor que moverse más.
Moverse bien es moverse con cabeza
Las alternativas a los ejercicios de alto impacto son igual de eficaces que correr, pero mucho más respetuosas con el cuerpo. Lo importante no es cuánto haces, sino cómo lo haces y si puedes mantenerlo en el tiempo.
Cuidar el cuerpo no significa frenar, sino elegir mejor. Las alternativas a los ejercicios de alto impacto permiten mantenerse activo sin castigar las articulaciones ni poner en riesgo la salud.
La clave está en la constancia y en escuchar al cuerpo. No hace falta seguir un ritmo extremo ni compararse con nadie. Basta con encontrar una forma de ejercicio que encaje contigo, te motive y te ayude a mantener el equilibrio entre esfuerzo y bienestar.
En definitiva, moverse bien es hacerlo con cabeza, es decir, con ejercicios que te cuiden hoy y te permitan seguir disfrutando del movimiento mañana.
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