Hacer ejercicio por la noche, un aliado contra la obesidad [Estudio]

¿Sabías que hacer ejercicio por la noche podría ayudarte a bajar de peso? Un grupo de investigadores de la Universidad de Sídney han descubierto que hacer ejercicio en las últimas horas del día podría ofrecer beneficios significativos para la salud, especialmente para personas con obesidad. Este estudio, que siguió a 30.000 individuos a lo largo de casi ocho años, se suma al creciente cuerpo de evidencia que sugiere que el ‘cuándo’ es casi tan importante como el ‘qué’ cuando se trata de ejercicio.

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Hacer ejercicio por la noche, el momento idóneo para activarse

La investigación utilizó datos de dispositivos portátiles para monitorear la actividad física de los participantes, clasificándola en tres periodos del día: mañana, tarde y noche. Los resultados mostraron que aquellos que concentraban la mayoría de su actividad física aeróbica de moderada a intensa entre las 6 p.m. y la medianoche no solo reducían su riesgo de muerte prematura, sino también de enfermedades cardiovasculares.

Estos hallazgos son especialmente relevantes en un contexto donde dos de cada tres australianos luchan contra el sobrepeso y la obesidad, condiciones que incrementan considerablemente el riesgo de problemas cardiovasculares serios. Aunque el ejercicio por sí solo no es la solución a la obesidad, los resultados de este estudio ofrecen una estrategia potencialmente efectiva para mitigar algunos de sus riesgos asociados.

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¿Por qué por la noche?

El estudio no se limitó a medir únicamente el ejercicio estructurado, sino que incluyó cualquier actividad física aeróbica de moderada a intensa que durara al menos tres minutos. Esto es importante porque estudios anteriores han demostrado que la actividad continua tiene un impacto más significativo en el control de la glucosa y en la reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular en comparación con actividades más esporádicas y menos intensas.

El análisis de los datos, que incluyó ajustes por factores como edad, sexo, hábitos de tabaquismo, consumo de alcohol, dieta, sedentarismo y duración del sueño, fortalece la validez de los hallazgos. Además, se tomó en cuenta la exclusión de participantes con enfermedades cardiovasculares o cáncer preexistentes para evitar sesgos en los resultados.

Aunque los resultados son observacionales y no establecen una causalidad directa, sí apoyan la hipótesis de que hacer ejercicio en momentos específicos del día puede ser crucial. Según los investigadores, la actividad física nocturna podría ayudar a compensar la intolerancia a la glucosa que frecuentemente afecta a las personas con obesidad o diabetes hacia el final del día.

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Implicaciones para el futuro

Este estudio no solo arroja luz sobre la posible importancia del timing en la actividad física, sino que también subraya la necesidad de futuras investigaciones que establezcan vínculos causales más claros. Sin embargo, lo que ya es evidente es que la hora del día en que se realiza el ejercicio podría empezar a considerarse como un factor relevante en las directrices para el manejo de la obesidad y la diabetes tipo 2.

En cualquier caso, mientras que los investigadores continúan explorando estas dinámicas, este estudio aporta una pieza más al complejo rompecabezas de la salud pública y el manejo del bienestar en poblaciones en riesgo. Quizás ha llegado el momento de reconsiderar no solo cuánto nos movemos, sino también cuándo lo hacemos.

El estudio se publicó el 10 de abril de 2024 en la revista  Diabetes Care. 

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